Después de escuchar el Quinteto para clarinete de Mozart sólo nos queda el silencio… Permanecer boquiabiertos ante la profunda introspección que emanan los primeros movimientos, en contraste con la alegría chispeante de los dos últimos. Esencia de la música de cámara por el diálogo constante con sus compañeros de la cuerda, la amplia extensión de notas que se le exige al clarinete, requiere de un instrumento que hoy día casi se tiene que construir expresamente para interpretar tanto esta obra de 1789, como su Concierto de 1791.
Resumen de privacidad
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.