Desde el registro más grave del piano resuenan lúgubres tonos de campanas ortodoxas y va emergiendo un canto elegíaco que apenas se atreve mirar la luz… Pero con el avance de los primeros compases despliega sus alas una música gestada en la oscuridad y el silencio, y las campanas devienen toques de vida. Escrito en 1900 y dedicado a su médico, Nikolai Dahl (1860-1939), el cual le liberó por medio de la hipnosis de la esclavitud de la depresión, el Segundo concierto para piano de Rachmaninov supone para el autor el retorno a una plenitud creadora que ya no le abandonará en su larga y fructífera carrera.
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