A menudo emparejado con su luminoso compañero el núm. 21, en Do Mayor, que tan popular se ha hecho, el Concierto para piano núm. 20, en re menor, muestra un aspecto más dramático. Parece mentira que las dos obras sean fruto de un mismo aliento creativo. Y si el tiempo de composición de ambas fue relativamente breve, los acontecimientos ligados al estreno del núm. 20, los podemos calificar directamente de “trepidantes”, ya que la fecha de finalización que figura en el manuscrito es la del día anterior! Esto implica como mucho un solo ensayo, lo cual es bastante arriesgado en una obra de elevada dificultad. Tenemos el sorprendido testigo en una larga carta que Leopold, el padre de Mozart, escribe a su hija Nannerl: Cuando entramos en la sala, el copista aún no había terminado su trabajo. Tu hermano ni siquiera tuvo tiempo de tocar el rondo de arriba a abajo, ya que tenía que ir supervisando la transcripción de las partes.
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