Brahms empezó a trabajar su Tercer cuarteto con piano en 1855, durante los angustiosos meses de la locura y muerte de Schumann, confuso también por sus propios sentimientos hacia Clara. Sin embargo, la obra no se finalizaría hasta 1875, un lapso de tiempo aproximadamente similar al que dedicó a su Primera sinfonía. Como él mismo comentó, el primer movimiento de la obra es una alusión al Werther de Goethe y su suicidio por amor, y es por eso que a veces este cuarteto recibe el título (no puesto por Brahms) de “Werther”. Significativamente, sin embargo, Clara criticó el movimiento por su “falta de energía”, sin saber que no era energía ni pasión lo que Brahms en él expresaba, sino en todo caso desesperanza. La vehemencia la dejó para el Scherzo, y la ternura para el Andante. El obsesivo Finale culmina en una conclusión ciertamente sombría, tan trágica e irrevocable como el mismo disparo de Werther…
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